Çalhanoğlu-Mkhitaryán: la amistad posible entre un turco y un armenio en el Inter
Con el trasfondo del genocidio armenio no reconocido por Turquía, armonizan junto a Nicolò Barella el mediocampo del equipo de Simone Inzaghi, uno de los mejores del mundo en la actualidad.
Hakan Çalhanoğlu (Inter) se lanza con los pies en el aire hacia Henrikh Mkhitaryán (Roma). La suela del botín derecho del turco se desliza sobre el pie de apoyo del armenio. Es el 23 de abril de 2022. Inter le gana 3-1 a Roma en el estadio Giuseppe Meazza por la fecha 34 de la Serie A 2021/22. Se juega el minuto 87. La patada se encuadra fuera del contexto del partido. Mkhitaryán pechea a Çalhanoğlu, quien recibe la amarilla. Sobrevuela, entonces, el genocidio contra el pueblo armenio, base fundante de Turquía: la matanza de entre 800 mil y 2 millones de personas a manos del Imperio otomano -gobernado por el partido nacionalista Jóvenes Turcos- entre 1915 y 1923 (una muerte cada tres minutos durante ocho años). Tres meses más tarde, Mkhitaryán deja la Roma y pasa al Inter. Çalhanoğlu, Mkhitaryán y el italiano Nicolò Barella armonizan hasta hoy el mediocampo del Inter de Simone Inzaghi, uno de los mejores equipos del mundo, vigente campeón y actual líder de la Serie A, en cuartos de la Champions (enfrentará al Bayern Munich), en semi de la Copa Italia (se medirá con el Milan) y participante del Mundial de Clubes (integra el grupo E con River).
En 2019, Mkhitaryán -36 años, nacido en Ereván, capital de Armenia- decidió no jugar la final de la Europa League con el Arsenal ante el Chelsea porque se disputó en Bakú, capital de Azerbaiyán. Armenia mantiene un conflicto por la región de Nagorno Karabaj, con mayoría de población armenia, pero anexada a Azerbaiyán en tiempos de la Unión Soviética. Azerbaiyán, financiada por Turquía, recuperó el control en septiembre de 2023 tras la autoproclamación pro armenia de la República de Artsaj. Mkhitaryán, quien había viajado a Nagorno Karabaj e incluso había recibido una medalla luego de donar fondos para su supervivencia económica, expresó: “Eviten el genocidio, todavía hay tiempo. Los líderes deben hacer frente a la limpieza étnica. Después de un bloqueo de diez meses, el 19 de septiembre, el ejército azerbaiyano lanzó un bombardeo brutal sobre Nagorno Karabaj. Se me rompe el corazón cuando escucho las historias de trauma, pérdida y graves violaciones de los derechos humanos de miles de familias armenias que están siendo desplazadas por la fuerza y huyendo a Armenia en un éxodo masivo. La situación recuerda los momentos más oscuros de la historia. Respetamos la memoria, la vida. Nunca olvidemos”.
En 2019, Çalhanoğlu -31 años, nacido en Mannheim, Alemania, pero de familia turca- celebró junto a otros compañeros el 1-0 de Turquía a Albania por la clasificación a la Eurocopa con la venia militar, señal de apoyo al presidente Recep Tayyip Erdoğan después de una nueva ofensiva militar en Siria (la UEFA los multó con 50 mil euros a cada futbolista). Erdoğan fue quien facilitó armamentos y militares turcos a Ilham Alíyev, presidente de Azerbaiyán, en el conflicto con Armenia por la región de Nagorno Karabaj. “Cualquier ataque a Azerbaiyán es un ataque contra nosotros”, dijo Erdoğan, quien incorporó en febrero a Mesut Özil como miembro del “equipo A” del Partido de la Justicia y el Desarrollo (AKP). A Erdoğan lo apoyan también los Lobos Grises, las juventudes neofascistas del Partido de Acción Nacionalista (MHP), aliado al AKP. Con “el saludo del lobo”, Merih Demiral festejó un gol en la Eurocopa de Alemania 2024: suspensión por dos partidos. El capitán de la selección turca fue Çalhanoğlu. “Turquía inauguró una estatua del futbolista Merih Demiral haciendo el gesto racista de los Lobos Grises, el equivalente turco al saludo nazi”, tituló Diario Armenia.
Cuando Mkhitaryán eligió el Inter a mitad de 2022 -además del Arsenal y la Roma había jugado en el Borussia Dortmund y en el Manchester United-, muchos interistas lo felicitaron en tono irónico: “Ahora ve al vestuario y pregúntale al íbice turco (Çalhanoğlu) qué piensa del genocidio armenio. El vestuario ya está roto”. No se imaginaban que su acoplamiento como interior izquierdo a Barella -interior derecho- y a Çalhanoğlu -transformado en regista, iniciador y lanzador, un N° 10 retrasado a lo Andrea Pirlo- delinearía al Inter de Inzaghi. Primero alcanzó la final de la Champions en 2022/23 (Manchester City le ganó 1-0 con el gol de Rodri en la final de Estambul, esta vez con Mkhitaryán en la cancha, que entró por Çalhanoğlu). Y luego conquistó el Scudetto 2023/24.
Barella-Çalhanoglu-Mkhitaryán se mueven como peces en el agua en el intercambio de posiciones -en ocasiones aleatorio, en otras sincronizado- que desconcierta a los rivales del Inter, sobre todo en la salida. Pueden iniciar la jugada como línea de tres, con el amplio campo de frente; pueden retrasarse para tocar la pelota -son grandes pasadores-, atraer al rival para que desocupe espacios, y atacar directo (fíjense este buen análisis táctico de DK FALCON). Barella-Çalhanoglu-Mkhitaryán se facilitan el juego de cada uno. Y ellos, el del equipo: rotan, colaboran, interactúan, descubren, punzan. Concilian físico y creatividad, amparados en la técnica y en el compromiso con todo el juego. Nada sería posible si se llevasen mal, sobre todo el turco y el armenio. El fútbol son las relaciones.
El 11 de mayo de 2023, al día siguiente de que el Inter le ganara 2-0 al Milan en la semifinal de ida de la Champions 2022/23 en San Siro, Çalhanoglu compartió una historia en Instagram junto a Mkhitaryán. “Recovering”, escribió. Sonreían mientras se recuperaban. La foto fue destacada por la cuenta de X @ArmenieFootball: “¡Este dúo es fuerte!”. El usuario @Avetis67 comentó: “Los Lobos Grises y todos los demás grupos fascistas, sudorosos”. Y @M21Duck sumó: “¡Conozco a algunas personas que ya están llorando! Pero siempre diré: ‘¡Viva la paz!’. Estoy seguro de que un día el diálogo abrirá el camino a la confesión y al perdón”. No fue la última vez que se mostraron juntos en la intimidad. “Hace tres años todos decían que dada sus nacionalidades terminarían peleando. Acabaron formando uno de los mediocampos más fuertes de Europa. Y afuera de la cancha son grandes amigos”, posteó la fanpage “Battiti di Inter” junto a una foto de Mkhitaryán y Çalhanoğlu en plena celebración del Año Nuevo de 2025. El comentario del tifoso Raffaele Castaldo, asertivo, lo sintetizó con elegancia: “¡Porque somos hermanos del mundo! ¡Internazionale!”.