La importancia del capitán
Analizamos el rol de una figura clave, dentro de la cancha pero también puertas adentro. Opinan Vivaldo, Traverso y Czornomaz.
En el mundo del deporte en general, y del fútbol en particular, el capitán tiene una relevancia que va mucho más allá del juego o de portar una cinta en el brazo izquierdo. En un deporte donde el plantel se compone de 30 jugadores, las ideas, miradas y pensamientos son muy variados, y muchas de las situaciones que surgen en el día a día requieren de la intervención del capitán para ser resueltas.
Tuve la suerte de jugar durante 13 años de manera profesional, y en ocho de ellos llevé la cinta de capitán. Para muchos espectadores y amantes del fútbol, la imagen que tienen es la de un jugador designado por alguien para ir al sorteo, elegir entre “cara o seca” o “arco o saque”, y estar atento a los fallos arbitrales para, si son adversos, quejarse en nombre de todos. Y si bien algo de eso es real —tan real como necesario—, representa apenas una ínfima parte de las obligaciones que conlleva llevar la cinta.
Ser capitán no es algo que se limita al día del partido: un buen capitán ejerce ese rol las 24 horas, los 365 días del año. Tal vez pienses que es una exageración, que los jugadores entrenan tres horas por día y el resto del tiempo boludean, y que no es necesaria la incidencia de un líder.
Y la verdad es que en la última palabra del párrafo anterior está la clave: el capitán es un líder. Un tipo que tiene que estar atento a todo, y no solo al “cara o seca”. Debe ser la voz del vestuario ante los dirigentes, estar pendiente de que el personal auxiliar —utileros, médicos, masajistas y kinesiólogos— esté al día, o que al menos haya cobrado el mismo mes de salario que los jugadores. También debe cuidar que a los chicos con primer contrato, o a los recién subidos a Primera, no les falte nada para poder desarrollarse profesionalmente con tranquilidad.
Pero, obviamente, no es lo mismo ser capitán en la Superliga que en el ascenso. En la primera, los problemas no son tan frecuentes; en cambio, en el ascenso todo se potencia y se profundiza. Los salarios no siempre llegan en tiempo y forma, y es ahí donde se necesita la templanza y la inteligencia del líder, del capitán.
Así lo explica Jorge Vivaldo: “El capitán debe bregar por los intereses de los compañeros”. Tan fácil de leer como difícil de implementar, porque muchas veces te toca pelear por una idea que no es la tuya, o por algo que no sentís, pero que representa la necesidad y la decisión del grupo. Y ahí vas, a dar la cara por algo que no compartís, pero que vas a defender como si fuera propio. Porque el grupo y el compañero son lo único que importa.
En la misma línea opina Adrián “Pirata” Czornomaz, legendario goleador del fútbol sabatino: “Ser capitán es un orgullo, porque es un rol de gran complejidad. Debés defender la integridad del grupo ante los dirigentes, ya sea por salarios o premios, y a veces eso es bastante desgastante”. Y es en esos momentos cuando el capitán debe mostrarse como un verdadero líder, porque muchas veces camina por una delgada línea entre sus compañeros y la dirigencia. El Flaco Vivaldo lo explica con mayor claridad: “Tenés más para perder que para ganar. Y si no sos inteligente, te exponés al enojo de la dirigencia o del plantel. Y ahí es cuando perdés el respeto, y el capitán sin respeto no es capitán”.
Pero también hay otra misión, quizás la más importante, invisible en muchos casos, pero clave para que el grupo sea sólido y sepa hacia dónde ir y cómo hacerlo. Cristian Traverso —ex jugador de Argentinos Juniors, Boca y Universidad de Chile, y, a mi gusto, el mejor analista de fútbol en TV— lo explica así: “El capitán debe ser de las raíces del club, alguien que conozca la esencia de la institución y logre transmitirles a los foráneos un sentido de pertenencia que los haga dejar todo por la camiseta que visten. La única manera en que acepto que no sea así, es si hay alguien que rompa el molde: un jugador diferente, de extrema categoría, que a través de su jerarquía se imponga por sí solo”.
¿El capitán se nace o se hace? La respuesta es simple: ambas cosas. No todos los seres humanos nacen con capacidad de liderazgo; eso viene en el ADN de cada uno. Pero también es cierto que el liderazgo puede construirse. Y ahí aparece una distinción clave: hay líderes positivos y líderes negativos. ¿Dónde radica la diferencia? Es muy simple. El líder positivo construye, forma vínculos, comulga. El negativo impone, obliga. Por eso, el liderazgo también se aprende, se pule, se trabaja.
Y para dejarlo más claro, te lo explico con tres ejemplos.
Corría febrero de 1992 y yo había firmado mi primer contrato profesional en enero. En consecuencia, estaba por cobrar mi primer salario. Defensa y Justicia no era el club que es hoy, y había muchos momentos en los que la plata escaseaba. Este era uno de esos. Cuando el tesorero llegó al estadio para efectuar la liquidación, avisó de entrada que no estaba la totalidad del dinero, sino solo un porcentaje. Entonces pasó algo inusual: tanto el capitán Hugo Flores como el subcapitán Luis Marabotto —ambos ya fallecidos—, quienes generalmente eran los últimos en cobrar, se metieron en la oficina junto al tesorero. Todos nos miramos con incredulidad, preguntándonos qué estaba pasando. A los pocos minutos salieron y nos dijeron: “Muchachos, hay que esperar un rato más”. Alguien se animó a repreguntar qué había pasado. “Nada... Traían la lista para pagarnos a los más grandes el 60% y a los chicos el 30%. Así que tienen que hacer las cuentas y los recibos de nuevo. O cobramos todos el mismo porcentaje, o no cobra nadie”. Y en ese mismo momento, casi sin querer, sin darme cuenta, y antes de tener mi primer salario en las manos, tuve la primera lección para el capitán del futuro.
Al Flaco Vivaldo también lo fueron construyendo desde joven, cuando era parte del plantel de Arsenal. “Yo tenía 20 años —recuerda—, y un día, antes de empezar el entrenamiento, vienen el ‘Bocha’ Ángel Ismael Flores, Daniel Baglioni y ‘Banana’ Urtazún y me dicen: ‘Flaco, cuando terminamos de entrenar, bañate rápido que tenemos una reunión’”. En su inocencia, el Flaco pensó: “¿Qué cagada me habré mandado?”. Pero nada era lo que había imaginado: “Me llevaron a una reunión por los premios”. Pasado el susto y ya en el lugar pactado, le dijeron: “Vos escuchá y no hables. Y acordate de todo, porque dentro de poco vas a estar en nuestro lugar y tenés que saber qué decir, cómo y cuándo”. Ese momento llegó poco después. “A los 24 años, en un partido contra Morón, en la cancha de Platense, el Flaco Larramendi y Miguel Rodríguez me dieron la cinta y la responsabilidad de liderar a ese equipo. Ellos ya no la necesitaban, y vieron en mí la sucesión”.
A Cristian Traverso le pasó algo parecido. Tenía 22 años cuando, siendo parte del plantel de Argentinos Juniors, lo nombraron capitán. “A esa edad no tenés la madurez necesaria —cuenta—, pero te va marcando a futuro. Porque si con tan poca experiencia te eligen, es porque ven en vos algo que te hace diferente. Yo sé que, en parte, fue un mandato del club para transmitir el sentido de pertenencia, pero también había muchos chicos en ese plantel… y me eligieron a mí. Ese orgullo iba de la mano con saber que la cinta implicaba un montón de responsabilidades que había que asumir”.
Pero el capitán no es importante solo para sus compañeros. El cuerpo técnico —y especialmente el director técnico— también necesita de un capitán que los represente. Y ahí es donde no todos eligen de la misma manera. Cada entrenador lo hace según su forma de conducir y sus necesidades, no solo en el vestuario, sino también dentro del campo de juego.
Si me preguntás a mí, yo tenía una forma particular, distinta a la que imagina el común de la gente. Cuando formaba un plantel, durante la pretemporada me dedicaba a observar y analizar comportamientos: en los entrenamientos físicos, en los tiempos libres, en las pequeñas cosas del día a día. Y sacaba la última conclusión en los partidos amistosos.
Una semana antes del debut, le pedía al plantel que designara tres o cuatro nombres en los que ellos creían que debía estar el capitán. Una vez que me entregaban esa lista, era yo quien decidía cuál de ellos me representaba más.
Pero lo hacía con una tranquilidad absoluta: el elegido tenía el aval de todo el grupo.
El Flaco Vivaldo, hoy técnico de Deportivo Los Chankas, en Perú, hace algo parecido, pero a la inversa: “Elijo a cuatro jugadores en los que veo pertenencia, responsabilidad y profesionalismo. Pero además busco que respeten —y hagan respetar— las normas internas con el ejemplo. A esos cuatro les cedo la decisión, para que elijan al que más los representa”.
En cambio, el Pirata Czornomaz —ex DT de Argentino de Quilmes y uno de los candidatos a dirigir Arsenal de Sarandí— enfoca la elección más hacia el juego que hacia el vestuario: “Yo busco a un jugador de campo, que esté cerca del árbitro y que entienda de táctica. Así se convierte en mi interlocutor con sus compañeros. Hablar con uno es más fácil que andar gritando y gesticulando como un loco. Pero además, tiene que ser querido y respetado, no solo por sus compañeros, sino también por la gente”.
En esa misma línea va Traverso: “Debe ser alguien que le rompa los huevos al árbitro constantemente, pero que sea pillo, sin gestos ampulosos. Porque ya todos sabemos que a los árbitros no les gusta que los encaren en público. Pero que sea una radio, que no lo deje en paz”.
Como verás, ser capitán es mucho más que llevar la cinta: ser capitán implica ser líder, ser responsable, ser inteligente. De nada sirve ganar todos los sorteos si no estás capacitado para resolver todo lo que el grupo necesita. Cuando sos capitán, el yo deja de existir: es reemplazado por el nosotros. Porque un grupo unido se construye desde ese sentido colectivo. Y si el capitán no comulga con esa idea, si apuesta por su individualidad, no solo comete un error de liderazgo: también pierde el respeto del grupo.
Y eso, en el fútbol, es imperdonable. Y no tiene retorno.
Cuántas vidas viviviste fenómeno 👌🏼‼️ Mariano lo que viviste como jugador/líder/capitán es algo muy agradable y sobre todo honesto lo que transmitís y evocás ‼️ Gracias la claridad de todas las vivencias que reflejás en tus relatos 👍🏻‼️
excelente como siempre marian